miércoles, 17 de octubre de 2007

PRIMER CUENTO

Este cuento ha sido creado colaborativamente con otras dos escuelas primarias de nuestra zona. Forma parte de un Proyecto que se está llevando a cabo desde el mes de Mayo del presente año, en el que participamos muchas escuelas divididas en tríadas.
Como saben, un cuento tiene tres partes bien diferenciadas. Comenzamos elaborando la introducción, dibujos y las tapas de un cuento de terror en cada una de las escuelas. Luego, las producciones se enviaron a la siguiente institución para que continuaran con el desarrollo o nudo. Se termina con una última rotación de los escritos para completar los finales y el título. Estamos esperando noticias sobre los ganadores.

UN DESTINO INESPERADO
El viento soplaba tan fuerte que empujaba terriblemente las ramas de los árboles provocando escalofríos tan sólo con escucharlas. Se aproximaba una terrible tormenta, se veían las luces de los flashes que daban los relámpagos y alumbraban el espantoso bosque. Las figuras que formaban las ramas de los árboles parecían siluetas monstruosas produciendo pánico.
En esa noche fría, oscura y tenebrosa se encontraba sólo y asustado un joven llamado Andrés, que iba rumbo a su casa, tomó el camino más corto, pero equivocado.
Él usaba anteojos, por lo general se vestía de negro, con gorro, bufanda y guantes; con una personalidad tímida, sensible y con mucha imaginación.
A lo lejos, se escuchaban extraños sonidos pavorosos de lamentos, aullidos atroces y pasos aterradores.
En ese momento... se desató la tormenta que los rayos y truenos venían anunciando. El joven asustado, temeroso y sin saber adónde ir, corrió sin detenerse por el camino elegido: el más corto, pero el que lo llevaría a un lugar inesperado.
La tormenta era cada vez más torrencial y Andrés corría cada vez más rápido para encontrar a alguien que lo ayudara a reencontrarse con su hogar.
El camino, a pesar de ser el más corto, lo sentía como el más largo, igual que en una interminable pesadilla que sólo podía pasar en su imaginación. Perseguido por pasos que retumbaban en su cabeza. A lo lejos y al final del camino iluminado por los relámpagos, pudo ver una casa en medio de la nada de aquel bosque. Cuanto más se acercaba, más se oían los gritos, llantos y lamentos que escuchaba en un principio.
Pudo observar en una de las ventanas de donde provenían aquellos llantos, sollozos y lamentos. Gente extraña rodeando a un ataúd en el que se podía ver a una persona fallecida... sintió un terrible escalofrío que recorría su cuerpo, temblaba de miedo y tapó su boca con la bufanda para que no lo escucharan al gritar.
Es en ese momento, que sintió por detrás de él un fuerte suspiro, y una mano que tocaba su hombro . . . y pensó que aquellos pasos lo guiaron durante todo en camino, hacia su impensado destino. . .
Él descubrió al darse vuelta, que la voz que lo guiaba era su padre.
Muy confundido, asombrado y atónito, con voz perturbada, le dijo:
- ¡Vos no podes estar vivo! Porque te moriste en 1.990, cuando yo tenía apenas un año de edad.
Le habían contado que el padre había ido a la guerra y que no había vuelto, lo dieron por desaparecido en acción.
- ¡Tenés razón! Yo no estoy vivo, vine a guiarte desde donde estás, en el ataúd de la casa, hacia la luz que se aproxima – dijo su papá.
- ¡No puede ser! ¡Entonces yo también estoy muerto! ¡Somos los dos espíritus! – contestó balbuceando y temeroso.
- Sí, te acompañaré, para que los dos juntos nos vayamos en paz.
Se abrieron las nubes, bajó una luz brillante que lo cegaba, los cubrió suavemente y los llevó hasta el cielo.
Andrés tuvo una sensación de mareo y vahído. Estaba nervioso y temblando porque no sabía dónde lo llevaría.
El muchacho abrió los ojos, una luz brillante y resplandeciente lo despertó. Estaba sobresaltado, mojado en sudor. Todo había sido una terrible pesadilla. Se levantó confuso y turbado, se fue a lavar la cara para despejar su mente de aquel mal sueño.
Se miró al espejo, tenía la cara desfigurada, los ojos rojos, los cabellos erizados. Todavía sentía escalofríos al recordar.
De repente, quedó paralizado y confuso . . .en el espejo vio reflejados dos rostros: el suyo y el de . . . su padre que lo miraba fijamente desde un lugar muy lejano y desconocido . . .



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